PRIMERA JORNADA DEL CABRERO EN CABEZABELLOSA EL 9 DE DICIEMBRE PRÓXIMO

Tiempos atrás, – pongamos en los años 1940 a los 1980– salían de Cabezabellosa unas cincuenta mil cabras. Ahora, 2017, en Cabezabellosa pastorean entre doscientas y trescientas cabras. Así pues, del primer golpe, la mayoría de los bellosos procedemos de cabreros. En general las cabras bellosas comían en las dehesas en torno al Río Tajo. Los frailes Templarios levantaron el convento con el nombre de Montfrague – monte fragoso – desde donde se oteaba toda la zona. A los Templarios los echaron de allí, pero las cabras continuaron.

Los cabreros bellosos eran trashumantes: por San Miguel huían de la sierra, por Sampedro subían con las cabras por el Valle del Jerte, parte de la Vera, parte de Hervás y Baños de Montemayor y por supuesto en la Dehesa y el Baldío de Cabezabellosa.

San Pedro, finales de junio, era una fiesta: las cabras comían buena hierba, buena escoba y buenas hojas de roble al tiempo que andaban a gusto por los canchurriales. Los cabrerillos iban al pueblo y bailaban: salían novias y novios y mucha juerga. Por San Martín, finales de septiembre, se preparaba la bajada a las fincas de abajo. Tanto subiendo por San Pedro como bajando por San Martín, se pateaban los cordeles durante cinco días como menos.

El acuerdo del ayuntamiento de este año, 2017, de montar la Jornada del Cabrero en Cabezabellosa, el 9 de diciembre es un gran acierto: es necesario hacer saber a todos –bellosos y no bellosos –que ser cabrero no es ser torpe sino lo contrario: muy trabajador y capaz de moverse entre gente y pueblos en muchas ocasiones. Se cambiaba de dehesa y de chozo más de una vez al año.

Pedro M. Talaván, cabrero de nacimiento.