La Asociación Extremeña de Familiares de Afectados por Trastorno de Personalidad (Aexfatp) ha aumentado, en la sede de Cáceres, su oferta de asistencia a los familiares de afectados de esta patología, que consiste en un comportamiento persistente de inestabilidad en las relaciones interpersonales, afecto y autoimagen con escaso control de impulso.
Concretamente, este taller, que está abierto a socios y a interesados en conocer este trastorno, será asistido por el psicólogo Carmelo de Sande, donde los familiares puedan exponerle sus problemas e intercambiar experiencias. Este recurso se pondrá en marcha a partir del próximo 4 de abril a las 18.00 horas, en el Instituto Municipal de Asuntos Sociales (IMAS) de Cáceres, y se realizará de forma periódica.
Así lo han explicado este miércoles el presidente de Aexfatp, José Manuel Garrido, y el fundador y presidente de Honor de dicha asociación, Manuel Márquez, acompañados por la concejala de Asuntos Sociales del Ayuntamiento de Cáceres, Marisa Caldera.
Según ha señalado Garrido unas 112 familias son atendidas en Extremadura por esta asociación, y en Cáceres son más de 15 familias. Por ello, reivindican un centro de ingreso hospitalario para casos graves y un protocolo para conseguir la detección temprana de la enfermedad y paliar así las consecuencias.
"Es un colectivo que soporta un gran sufrimiento", ha expresado Márquez, a la vez que ha indicado algunos de los problemas que se experimentan con esta patología como son significantes cambios de humor, pérdida de la confianza, conductas impulsivas y de autodestrucción, abuso de sustancias, excesiva sensibilidad y temor al rechazo y a la crítica.
Asimismo ha señalado que un 30 por ciento de los suicidios se corresponden a personas que padecen TLP, haciendo alusión a un estudio de Andalucía. También, ha manifestado que existen "lagunas" en la formación de especialistas del Trastorno Límite de Personalidad (TLP).
"Esta patología no se cura", ha incidido Márquez, sin embargo, ha querido lanzar un mensaje de optimismo para las familias haciendo referencia a que a partir de talleres y de terapia presencial se puede conseguir una vida social y familiar "aceptable".
No obstante, para Garrido es muy importante que la familia acepte que el comportamiento de la persona que padece esta patología no procede de una actitud "gamberra" sino de un trastorno, pues si se acepta esto, la familia "cambia automáticamente la visión que tiene hacia el afectado".
